VeCuadro en Fluxart

     Exposición en diciembre del 2011 en Fluxart Laboratorio de Creación Contemporánea.
3D mapping a un piano de cola, lanzando imágenes, sonido y música en directo, creando una narración sobre la sinestesia (fusión y transducción de los sentidos).



Fundamentos


    Los sentidos son el público de primera fila al que se dirige la obra de arte. La multidisciplinariedad artística es la mejor herramienta para crear sensaciones amplias y ricas al posibilitar una recepción multisensorial.
   La sinestesia es el eje conceptual del proyecto VeCuadro. Se pretende buscar una fusión de estímulos en la que las imágenes y los sonidos se interpreten recíprocamente, sin jerarquías. Se trata de buscar formas híbridas de lenguaje, experimentando estrategias de distanciamiento con el lenguaje audiovisual establecido.

    La tecnología es fuente de desarrollo e inspiración. La tecnología está en la vanguardia de la producción y la difusión de material sensitivo y a la vez parece aislar al individuo en una conectividad digital que ignora las sensaciones de individuos y estímulos cercanos, inmediatos y directos. Esta paradójica tecnificación sensorial del individuo contemporáneo es un tema sobre el que reflexionar y recrearse. Es además interesante hablar de los sentidos desde los timbres tecnológicos porque la inhumanidad de la técnica posee una neutralidad radicalmente evocadora, por abstracta, por no pertenecer a ningún sentido ni a nada ajeno a ella.

    La ejecución no es un incidente separable de la obra, sino una categoría estética de la obra misma: el instante de consumación creativa es parte constitutiva de la estructura ontológica de la obra de arte. Esta idea encuentra pleno desarrollo en el arte contemporáneo con la performance, pero ha estado siempre ligada a la música y a las artes escénicas, en la medida en la que el autor (o intérprete) ha podido involucrarse transmitiendo directamente una obra hasta llegar a fusionarse por un momento con ella.
   Se parte pues del formato performance, para ofrecer una pieza directamente de los autores a los espectadores, mostrando imágenes y sonidos creados para el momento pero acondicionados para dejar espacio a la improvisación y destapando el proceso de ejecución, dándole su lugar en la obra.

    VeCuadro es un término que parte de la nota musical "becuadro" para mutar hacia algo visual: ve cuadro. Esa ambigüedad sensorial encierra el interés del grupo por crear un arte sinestésico.
Por un lado "becuadro" es una figura que habla del lenguaje musical y que podemos asociar con la anulación de las reglas marcadas: anula la norma preestablecida de los sostenidos en una nota concreta, que excepcionalmente se convierte en natural. Por otro lado, cambiando la "B" por la "V" hace a la palabra apuntar hacia lo visual: "ve cuadro", hace referencia al mirar el cuadrado como figura básica, esencial especialmente en la era digital de los píxeles y las pantallas cuadrangulares, pero también forma elemental en la historia del espectador visual ya que es el cuadro el soporte pictórico clásico antes de que lo heredasen las pantallas.

Procesos de creación de imágenes y sonido









Inicio de VeCuadro

    VeCuadro surgió a finales del 2011 a raíz de la iniciativa Synch 1.0 del centro Fluxart Laboratorio de Creación Contemporánea, que pretendía de unir a artistas de disciplinas dispares para la creación de un proyecto común. Así, fueron seleccionados y puestos en contacto:

        Javier Luri (fotografía y escultura)
        Jose Carlos Torres (diseño y música)
        Paula Ducatenzeiler (videoperformance y artes escénicas)

    Del encuentro saldría, dos meses después, la exposición de una obra multidisciplinar creada desde cero por los tres artistas que puso en contacto Fluxart, pero también se inauguró con ello VeCuadro, un grupo de trabajo que, una vez en marcha, no quiso conformarse solo con esa primera experiencia creativa.  

    Sincronizarse en un proyecto común varios artistas sin conocerse de nada supone una lógica dificultad, pero también un inspirador silencio sobre el que construir totalmente desde cero una obra nueva, capaz de descontextualizar a los artistas individuales para llevarlos a un lugar a estrenar: un espacio sin anfitrión ni invitados, donde existe la aventura de dejar atrás otros hogares para poder replantearse dónde y cómo acomodarse cada uno en esta nueva arquitectura por diseñar.
    Pronto aparecieron zonas comunes, técnicas y estilos compartidos, que permitieron ir definiendo qué es lo que se quería hacer.
    La música resultó ser el segundo idioma de todos, una lengua común para los tres que permitió empezar a articular el proyecto. Los tres dialectos diferenciados iban de lo electrónico a lo más acústico, animando a convivir samples con teclados, percusión y violín. El espíritu mestizo de todos condujo a la creación de sonidos experimentales. 
    La imagen fue el segundo pilar comunitario. Retando a combinar el diseño con las artes escénicas, la proyección audiovisual y las inquietudes escultóricas.
    
    El resultado de estas fusiones dio lugar a la idea del mapeo 3D, la video creación y la música experimental, en una conjunto performativo.